Como cualquier niño de provincias, tengo grabado en mi memoria la primera vez que fui a Madrid.
Uno de los recuerdos de ese viaje son los trileros de Gran Vía.
Su modus operandi era sencillo, pero efectivo.
Un desconocido se ponía a jugar con el trilero.
Pero no era un desconocido, era su cómplice.
El trilero movía los cubiletes a toda velocidad.
«¿Dónde está la bolita?», decía él.
Y el cómplice, casualmente, siempre acertaba.
Mientras tanto, un incauto contemplaba la esc...
Published on June 29, 2025 00:07