Profesionales como la copa de un pino
Elvis Presley, Michael Jackson, Marvin Gaye, Lady Di... Todos ellos tenían una faceta en común que a mí siempre me ha parecido fascinante. Y es que es en ese punto, cuando descubres que ese rasgo no puede ser humano con tanta facilidad, sino casi sobrenatural: a pesar de que estás "muriéndote" por dentro, ya sea por problemas físicos o personales, te plantas delante de quien sea y continúas con tu actuación en público hasta que la acabas, sin saltarte ni una coma del guión establecido. Todo ello, aunque te quede poco tiempo de vida y se destape el tormento que, durante mucho tiempo, has tratado de mantener en silencio. Incluso aunque lo hagas para no apagar la felicidad de quienes te admiran y disfrutan.
Cada vez que los veía a todos ellos interpretando en un plató o sobre el escenario, o simplemente sonriendo en fotos y vídeos, . Lo fuerte es que, pese a estar "actuando" en cierta medida, su intervención era totalmente real, sincera, transparente. La gran mayoría de las veces, no mentían. O por lo menos, su lenguaje corporal los delataba demasiado: en su interior estaban al borde del colapso por arrastrar grandes cadenas tras de sí, pero utilizaban su ocupación como la única vía de escape o de desahogo al alcance de su mano, porque también era lo que habían elegido como lo que más les gustaba hacer en la vida. Y porque sentían que siempre había algo por lo que nunca debían defraudar (quienes hemos visto el anuncio de la muerte de Fofó en "El gran circo de TVE" y la posterior reacción detrás de cámaras con el corte de la grabación, lo comprendemos perfectamente).
Quizá es por eso que, parcialmente, siempre me ha gustado tanto el teatro, hasta el punto de volcar mi modo de vida en sus enseñanzas entre bambalinas: puedes ser y hacer lo que tú quieras sin que nadie te juzgue. Pero sobre todo, no te queda de otra que disfrutar. Interpretando, pero siempre conservando tu auténtica esencia y una maravillosa contradicción en la que ocultas, pero también te expones naturalmente. Buscas ser mínimamente feliz, pero haciendo antes felices a los demás.
Como aseguró Michael Jackson en una ocasión, el escenario es el lugar más seguro del mundo. Elvis podrá haber abandonado el edificio, pero el espectáculo debe continuar.
Cada vez que los veía a todos ellos interpretando en un plató o sobre el escenario, o simplemente sonriendo en fotos y vídeos, . Lo fuerte es que, pese a estar "actuando" en cierta medida, su intervención era totalmente real, sincera, transparente. La gran mayoría de las veces, no mentían. O por lo menos, su lenguaje corporal los delataba demasiado: en su interior estaban al borde del colapso por arrastrar grandes cadenas tras de sí, pero utilizaban su ocupación como la única vía de escape o de desahogo al alcance de su mano, porque también era lo que habían elegido como lo que más les gustaba hacer en la vida. Y porque sentían que siempre había algo por lo que nunca debían defraudar (quienes hemos visto el anuncio de la muerte de Fofó en "El gran circo de TVE" y la posterior reacción detrás de cámaras con el corte de la grabación, lo comprendemos perfectamente).
Quizá es por eso que, parcialmente, siempre me ha gustado tanto el teatro, hasta el punto de volcar mi modo de vida en sus enseñanzas entre bambalinas: puedes ser y hacer lo que tú quieras sin que nadie te juzgue. Pero sobre todo, no te queda de otra que disfrutar. Interpretando, pero siempre conservando tu auténtica esencia y una maravillosa contradicción en la que ocultas, pero también te expones naturalmente. Buscas ser mínimamente feliz, pero haciendo antes felices a los demás.
Como aseguró Michael Jackson en una ocasión, el escenario es el lugar más seguro del mundo. Elvis podrá haber abandonado el edificio, pero el espectáculo debe continuar.
Published on June 25, 2022 12:37
No comments have been added yet.
Un Alma Libre De Mente Inquieta
Reflexiones introspectivas y personales de la escritora Irene Maciá.
- Irene Maciá's profile
- 77 followers
